La Misoginia como característica
o patología psicológica de la persona femicida / Misogyny as a
characteristic or psychological pathology of a femicidal persons
Autores:
1Silvia
Carolina Kaunas, https://orcid.org/my-orcid?orcid=0009-0000-5355-6561, silvia.kaunas@gmail.com
2Silvia
C. Mosquera Zambrano, https://orcid.org/my-orcid?orcid=0009-0003-3832-6700, silvia_mz1@hotmail.com
1Universidad de Touro en Nueva
York, USA
2Universidad de Guayaquil,
Ecuador
Resumen
La Misoginia, el odio a la mujer por ser mujer, que implica
repudio, desdén y desprecio, es una patología psicológica que debe estar
presente para que cualquier persona solo por odio al género, pueda manifestar
violencia de toda clase, en contra de la mujer, llegando a extremo de acabar
con su vida, por esa única razón. Sin embargo, en la actualidad esto está
siendo confundido con el machismo que, si bien implica menosprecio y violencia,
no tienen las mismas características, ni arraigo. Cuando se habla de femicidio,
se hace imprescindible, entonces, contar con un informe pericial que dictamine
acerca de la presencia o no, de la Misoginia, en la persona procesada por el
delito de femicidio. Para llegar a estas conclusiones, se plantea como
objetivo: Evaluar la pertinencia de contar con un dictamen psicológico forense
para acreditar la misoginia como una patología que padece la persona femicida
en casos penales. Y se aplica un enfoque metodológico de investigación
cualitativa y métodos científicos como: el histórico-lógico el
analítico-sintético y el inductivo.
Palabras clave: Misoginia, Patología
psicológica, Femicidio, Dictamen pericial, Psicólogo forense.
Abstract
Misogyny,
the hatred of women for being women, which implies repudiation, disdain and
contempt, is a psychological pathology that must be present so that any person,
just out of hatred for gender, can manifest violence of all kinds against
women, going so far as to end their life, for that sole reason. However,
currently this is being confused with machismo which, although it implies
contempt and violence, does not have the same characteristics or roots. When
talking about femicide, it is essential, then, to have an expert report that
rules on the presence or not, of Misogyny, in the person prosecuted for the
crime of femicide. To reach these conclusions, the objective is: Evaluate the
relevance of having a forensic psychological opinion to accredit misogyny as a
pathology suffered by the femicidal person in criminal cases. And a
methodological approach of qualitative research and scientific methods such as:
historical-logical, analytical-synthetic and inductive are applied.
Keywords: Misogyny, Psychological
pathology, Femicide, Expert opinion, Forensic psychologist.
Introducción
Las mujeres han sufrido discriminación y
violencia de todo tipo, desde los orígenes de la humanidad, no por gusto,
algunas caricaturas de la época primitiva ilustran a un hombre primitivo con un
mazo en la mano a la mujer agarrada por el pelo, arrastrándola en su dirección.
Caricatura que refleja no solo la condición primitiva sino, la conciencia por
parte del hombre de que la mujer era de su propiedad. Fue a partir de esos
comportamientos que la humanidad se erige paso a paso y comienza a evolucionar.
De hecho y tal como describe Roda,
(1995):
La historia tradicionalmente se ha
concebido como una sucesión de hechos, de sucesos, de acontecimientos, de
nombres, de reyes, de batallas o de desgracias colectivas. Todos estos
fenómenos y esta concepción que se guarda en el inconsciente colectivo respecto
a la historia tiene una connotación eminentemente masculina. La han
protagonizado o sufrido los hombres. Los muertos son hombres, las batallas son
ganadas por reyes y los acontecimientos tienen protagonistas o cabecillas
masculinos. Rara es la excepción y, cuando ésta se produce la mujer responde a
la tipología del héroe masculino. La historia ha sido hecha, pensada y
explicada por hombres. En la historia no han cabido las mujeres. Nunca se las
ha considerado como objeto revolucionario, de cambio, de opción transformadora
de las realidades sociales y culturales, no digamos ya políticas, puesto que
siempre se ha silenciado su expresión. En los archivos resuena el eco de media
humanidad condenada al silencio. (p. 48)
Y bien que es
cierto esto, hasta pareciera que no existían las mujeres a lo largo de la
historia de evolución de la humanidad. Lo peor es que esto no mejoró a través
de otras épocas posteriores, sino que empeoró, baste retomar la época clásica,
la época feudal, las historias de las monarquías, incluso en el período
científico, siempre la mujer ha sido dejada a un lado, discriminada, y, lamentablemente,
salvo excepciones, también maltratada.
Holland, (2020), lo ilustra bien cuando
dice:
Durante la época clásica, las mujeres
atenienses debían permanecer dentro de casa la mayor parte de su vida, en el
Coliseo Romano, eran violadas hasta la muerte en interpretaciones teatrales;
mientras que a finales de la Edad Media cientos de miles fueron quemadas vivas
al suponerlas brujas. Todas estas actividades no eran consideradas como
consecuencia de prejuicios contra las mujeres. (p. 25).
Hoy, sigue existiendo ese tipo de
violencia, solo que ahora está siendo por fin, visibilizada y hasta cierto
punto, combatida. Pero aquí se opina, que, violencia, e incluso, las actitudes
misóginas no son exclusivas de los hombres, sino, y de forma bien compleja,
tanto de hombres como mujeres. Conductas que pueden favorecer y a veces, hasta
legitimar o justificar la violencia de género. Ahora bien, entre las formas más
extremas de violencia están el homicidio, el asesinato, el Femicidio, las
lesiones, los abusos y violación de índole sexual.
Existen movimientos feministas, sobre
todo, que opinan y abogan porque cada vez que una mujer muera producto de la
violencia, sobre todo, si es violencia en el seno de la pareja o familia, sea
concebido el acto como Femicidio. Y esto merece varios criterios y reflexiones
técnicas, pero en este caso, sin salir de los límites de la Piscología, se prefiere
formular como problema científico, el siguiente: ¿Debe ser, la misoginia, una
característica o patología presente en el femicida, avalada por peritos en
Psicología Forense, para poder catalogarlo como tal?
Su planteamiento deriva en la
formulación de objetivos que van desde: Evaluar la pertinencia de contar con un
dictamen psicológico forense para acreditar la misoginia como una patología que
padece la persona femicida en casos penales. Y, como objetivos específicos:
Identificar el contenido doctrinario y médico de la Misoginia, como patología
psicológica y sus características. Analizar la compatibilidad de una persona
misógina con los lazos afectivos hacia mujeres, alrededor de su vida.
Determinar las características que convierten al Femicidio, en un delito de
odio, sostenido sobre la base del odio al género femenino que le provoca el
padecimiento de Misoginia
Metodología
Para desarrollar esta investigación se
requiere de un enfoque metodológico de investigación de corte cualitativo, con
el empleo de métodos científicos tales como, el histórico-lógico, el
analítico-sintético y el inductivo. Cualitativo el enfoque, porque, a través de
él, se producen datos descriptivos.
La investigación cualitativa es inductiva:
Así, los investigadores: Comprenden y desarrollan conceptos partiendo de pautas
de los datos, y no recogiendo datos para evaluar hipótesis o teorías
preconcebidas. Siguen un diseño de investigación flexible Comienzan un estudio
con interrogantes vagamente formulados. Entiende el contexto y a las personas
bajo una perspectiva holística: Las personas, los contextos o los grupos no son
reducidos a variables, sino considerados como un todo Estudia a las personas en
el contexto de su pasado y en las situaciones en las que se hallan (Quecedo y
Castaño, 2022, p. 7)
Y, en cuanto a los métodos puede comprenderse su utilidad
en esta investigación, cuando se escudriña en su contenido. Por ejemplo, con el
método histórico-lógico:
Se estudia la evolución del objeto de investigación en una
esfera determinada de la realidad social, condicionada por los cambios
económicos, políticos y sociales emanados durante el período objeto de estudio
y los adelantos de la ciencia; lo que posibilita apreciar, en el plano
epistemológico, la emergencia del fundamento ontológico de la investigación que
posiciona el objeto y campo, desde la naturaleza del problema científico, y
revelar sus características praxiológicas y causales. (Ortiz, Alejandre e Izaguiire,
2023, p. 164)
Esto, es idóneo para explorar
ese comportamiento violento hacia la mujer y su evolución. Por su parte, el
método el analítico-sintético:
Es el que emplea primero, la
descomposición del todo en sus partes o elementos constitutivos y luego, su
recomposición (primero el análisis, luego la síntesis) y que estos métodos son
complementarios, por tal motivo han dado origen a un método mixto. Muchos
podrían aprender por el análisis simplemente; otros, por la síntesis y otros,
por los dos caminos. (Portilla y Honorio, 2022, p. 43)
Y, por último, a
través del método inductivo, “se pueden hacer razonamientos que permiten
múltiples observaciones generando conjuntos de inferencias para construir un
cuerpo de conocimientos”. (Ameneyro-Ameneyro, 2024)
Todos los que
permiten alcanzar la solución a este problema de investigación aquí planteado,
quedando presentada la invitación a leer este artículo.
La Misoginia, una enfermedad psicológica con graves
consecuencias
La misoginia aparece como un término
relativamente nuevo en la cotidianidad actual. Pese a que es una categoría que
forma parte de la Psicología clínica desde hace mucho tiempo. Es un término
que, en consecuencia, ha sido tratado por diferentes áreas de la ciencia, como
la Psicología misma, la Psiquiatría, la Antropología, la Sociología, y, también
el Derecho.
Por ejemplo, es el antropólogo Cazés
Menache (2005) quien la define como: “Una conjugación inextricable de temor,
rechazo y odio a las mujeres. Hace referencia a todas las formas en que a ellas
se asigna ─sutil o brutalmente─ todo lo que se considera negativo o nocivo” (p.
12). Otro antropólogo, Gilmore (2001), ubica su origen en un comportamiento más
psicogénico que histórico, y que cree que es muy simple la definición
enciclopédica, considera el odio a las mujeres como un elemento central de la
misoginia: Para los propósitos de este libro, por misoginia” me refiero a un
miedo o un odio irracionales hacia las mujeres que adquiere alguna forma
palpable en cualquier sociedad dada. La misoginia es un sentimiento de
enemistad hacia el sexo femenino, un “disgusto o aborrecimiento” hacia las
mujeres como categoría social indiferenciada (Gilmore, 2001, p. 95).
El Diccionario de la Real Academia
Española lo deja definido como aversión a las mujeres, y, aversión por su
parte, significa, según la misma fuente, lo describe como el rechazo, la
repugnancia frente a alguien o algo, antipatía, aborrecimiento, repulsión,
odio, inquina y tirria. (RAE, 2024)
A partir de aquí, puede comprenderse que
la Misoginia es el rechazo, la repugnancia, la antipatía, el aborrecimiento, la
repulsión, el odio, la inquina y/o, la tirria que se siente contra la mujer. Es
lógico comprender que, la Misoginia no debe ser un comportamiento, ni
sentimiento común, ni normal, gracias a Dios, tampoco cotidiano, pues mujeres
son las madres, las hijas, las hermanas, las amigas, las compañeras de trabajo,
las primas, las esposas y las novias de alguien. Las mujeres están presentes en
la vida cotidiana de todos los seres humanos en estos hombres, niños, o niñas,
adolescentes, jóvenes o ancianos. De hecho, parte de la humanidad está
conformada por mujeres y aunque resulte obvio, no es una obviedad, pues de esta
afirmación se derivan otras reflexiones.
Por ejemplo, para el año 2020 en la Unión Europea la cantidad de
mujeres superaba en 5% a la cantidad de hombres:
El 1 de enero de 2020, había 219
millones de hombres y 229 millones de mujeres en la UE. Esto corresponde a una
proporción de 104,7 mujeres por cada 100 hombres, lo que significa que había un
4,7 % más de mujeres que de hombres. En todos los Estados miembros había
más mujeres que hombres, excepto en Malta, Luxemburgo, Suecia y Eslovenia. Las
tasas más elevadas se registraron en Letonia (17 % más de mujeres que de
hombres) y Lituania (14 % más). A modo de comparación, el 1 de enero de
2001 había un 5,5 % más de mujeres que de hombres en la UE, con una
proporción mínima de 101,1 mujeres por cada 100 hombres en Irlanda y una máxima
de 117,3 en Letonia. Durante el periodo 2001-2020, el mayor aumento de la tasa
se registró en Portugal (de 107,2 a 111,9 mujeres por cada 100 hombres),
mientras que el mayor descenso se produjo en Malta (de 102,1 a 93,6 mujeres por
cada 100 hombres). (EUROSTAT, 2020)
Y, si se enfoca la
visión en América Latina y el Caribe, otro extremo del globo:
En América Latina, la proporción de mujeres es ligeramente
mayor que la de hombres. En 2023, la población femenina representaba
aproximadamente el 50.7% de los 664.16 millones de habitantes de la región. Esto
significa que hay un poco más de mujeres que hombres en América Latina y el
Caribe. (Marchioni, 2023, p. 23)
Estas cifras, también marcan una diferencia que, aunque
ligera, de 0.7%, refleja igualmente que, el número de mujeres supera el número
de hombres en la región. Sin embargo, a nivel mundial no ocurre lo mismo, pues
se reporta que para el año 2023:
En el mundo hay actualmente al menos 7.800 millones de
personas, de las cuales un 50,5 % son hombres y un 49,5 %,
mujeres. Los cálculos fueron hechos por las Naciones Unidas y
la CIA, con fuertes coincidencias en los porcentajes de ambas. Esto
implica unos 3.939 millones de hombres versus
aproximadamente 3.861 millones de mujeres, con lo cual la diferencia entre
ambos sexos es de 77 millones de individuos. (BILLIKEN, 2023)
Ahora bien, cabe preguntarse
aquí, - ¿Es posible odiar a 3.861 millones de mujeres en el mundo? - ¿Cuáles
son las causas por las que se odiaría a una mujer? - ¿Qué tipo de odio es el
que se puede tener en contra de una mujer? ¿Todo el odio, motivo por el cual se
da muerte a una mujer, constituye obligatoriamente, misoginia? Interrogantes
todas que, imponen ser respondidas en esta investigación más allá de la propia
interrogante formulada aquí, como problema científico.
Retomando ideas, la Misoginia,
sin lugar a dudas, se deriva de una patología o enfermedad de índole psicológica,
lo cual no quiere decir que invalide la capacidad mental, pues este alcance no
logran tenerlo todas las enfermedades de la mente, ni en cualquier contexto
tampoco. Pero que sí hay que lograr comprender y desglosar sus elementos o
características para poder identificarla bien. Pero muchas personas creen que
es meramente un comportamiento conductual, e influido por patrones, es decir,
adquirido.
¿Puede una persona
que padece misoginia amar, respetar y aceptar a las mujeres alrededor de su
vida familiar e íntima?
La palabra misoginia tiene raíces
griegas, esto significa e identifica la antigüedad del término y, por ende, de
la conducta a la que se refiere. De hecho, “misogyny,
en inglés, nos lleva a sus raíces griegas: "misein", que significa "odiar", y "gynē", que se traduce como
"mujer". Por ende, y relacionándolo con el concepto obrante en la
Real Academia Española, definitivamente, es un término que siempre significó
odio a la mujer, pero no solo odio, también, repudio, repugnancia, rechazo,
desprecio, son sinónimos e incluso, algunos de ellos, de mayor intensidad e
impacto, que el odio mismo.
Ahora bien, cuando se le atribuye el
término a un portador, es decir, a un titular de la misoginia, se refiere a una
persona misógina, o sea, que padece el odio, el rechazo y el desprecio hacia
las mujeres. A lo largo de la historia, la palabra misoginia ha sido utilizada
para describir una actitud que va más allá de la discriminación de género,
implicando una profunda desigualdad y un prejuicio arraigado en la mayoría de
sociedades humanas.
Por ejemplo, desde Aristóteles y la
Grecia clásica, se encuentra una sociedad profundamente patriarcal donde las
actitudes misóginas eran comunes y socialmente aceptadas, hasta las cacerías de
brujas y la imagen de la "femme fatale"
en el cine, la historia ha subvalorado y estigmatizado lo femenino, y ha
limitado el desarrollo personal de las mujeres. Este legado, fruto de una sociedad
patriarcal, ha minimizado cualquier tipo de contribución femenina en ámbitos
como el académico, el literario, el social, etc. (Unobravo, 2023)
Esa antipatía a las mujeres implícitas
en la misoginia requiere una manifestación conductual con alcance psicológico,
pues es un comportamiento complejo. Por ello se dice que, culturalmente, la
misoginia se refleja en normas, prácticas y creencias que perpetúan la “inferioridad”
de la mujer, y la facultad de hacer con ella lo que se quiera. Pero este es
criterio de algunos doctrinarios e investigadores. Sin embargo, el propio
concepto hace que repare uno en sus dimensiones porque, si es repudio, rechazo,
desprecio, no es coherente que pueda entonces, por ejemplo, violarse a una
mujer, pue es la violación, por ejemplo, es una conducta delictiva que requiere
la existencia de libido sexual y ante el desprecio y la repugnancia, por
ejemplo, la atracción y deseo sexual se excluyen.
Hay autores que relacionan la Misoginia
con factores sociales, culturales y psicológicos. Pues en el origen de la
misoginia se encuentra la estructura patriarcal de muchas sociedades,
donde el poder y la autoridad están dominados por los hombres, relegando a
las mujeres a roles subordinados. Este sistema patriarcal perpetúa estereotipos
de género y desigualdades, creando un ambiente propicio para el desarrollo de
actitudes misóginas.
Además, factores como la educación,
los medios de comunicación, las religiones y las normas sociales también
juegan un papel importante en la perpetuación de la misoginia. Desde una edad
temprana, se transmiten a ambos géneros expectativas y roles específicos que a
menudo refuerzan la idea de la superioridad de los hombres y la inferioridad de
las mujeres. Esta forma de educar es, a menudo, muy sutil, y no se cuestiona.
La falta de una representación equitativa y positiva de las mujeres en los
medios y en la cultura en general contribuye a una visión sesgada y
estereotipada de las mujeres, lo que refuerza aún más la misoginia en la
sociedad. Esta influencia cultural y sistémica puede dar lugar a lo que se
conoce como efecto Lucifer, que no es otra cosa que la transformación de
personas comunes en perpetradores de maldades. (Unobravo, 2023)
Esto parece más
relacionado con otras conductas como el machismo que consiste en:
Machismo, es otro término digno de ser
conceptualizado, el Diccionario de la Real Academia española lo define como
actitud de prepotencia de los hombres hacia las mujeres, y prepotencia a su
vez, es relativo a prepotente que es la persona más poderosa que otras o que
hace alarde de ese poder, por tanto, el hombre machista es el hombre que se
siente más poderoso que la mujer y hace alarde de su poder para con las
mujeres. Es claro que no es una actitud loable ni correcta, pero el machismo en
sí mismo, no llega al odio hacia las mujeres por ser mujeres, como para
convertir al hombre machista en misógino. Dígase que, machismo es diferente de
misoginia. (López, 2017, p. 463)
La opinión de esta autora ayuda a comprender que el
machismo y la misógina tienen puntos de coincidencia, imponen patrones, pero
son fenómenos diferentes. El machista, generalmente, prefiere estar con
mujeres, le gusta tener esposa, amantes, y también puede ser un buen hijo y un
buen padre de hijas mujeres, pese a su comportamiento machista y patriarcal.
Pero, el misógino, dada la relevancia y alcance de su conducta, no parece que
pueda admitir la compañía de ninguna mujer en ninguna circunstancia.
Esto obliga a profundizar en la Psicología y, de hecho:
También existen factores psicológicos
subyacentes, como una inseguridad psicológica en ciertos hombres, que
pueden desencadenar actitudes misóginas. Estas actitudes se utilizan como un
mecanismo para afirmar su poder y mitigar sus propias inseguridades a través
del menosprecio de las mujeres. Asimismo, hay hombres que pueden sentirse
amenazados por la independencia o el éxito de las mujeres, y recurren a la
misoginia como una forma de control y dominación. Además, la falta de
modelos masculinos positivos que muestren respeto y un trato normal hacia
las mujeres también puede contribuir a la formación de actitudes misóginas en
los hombres jóvenes. (Unbravo, 2023)
Pero en esta descripción siguen apreciándose parámetros
propios del machismo. Entonces la Psicología debe analizarse de varios
criterios con respecto a este término:
En la mayoría de los casos, un hombre
desarrolla inconscientemente misoginia, un odio hacia las mujeres, causado
por un trauma que experimentó con una mujer. La misoginia es un prejuicio
profundamente arraigado en el odio hacia las mujeres. La misoginia puede
manifestarse de diversas formas, desde actos de violencia manifiesta hasta
micro agresiones sutiles. (Bosch, Manassero y Ferrer, 1992, p. 332)
Entonces, tiene un arraigo psicológico y
no describe que pueda ser contra una mujer en específico, si no, contra
cualquier mujer, eso hace que el misógino, felizmente, no abunde. Y, por ende,
una persona misógina no podría ser capaz de amar, cuidar, proteger, ser gentil
con ninguna mujer, sea esta, su hija, su madre o su mujer. Pues lo que le
provoca repulsión es el género femenino, lo posea quien lo posea.
El femicidio como un delito de
odio y la Misoginia como requisito sine
quanon para calificar aquél
Aquí, cabe reflexionar en que, para que
exista el femicidio, dado el significado del propio término, es preciso actuar
con odio a la mujer, odio que se expresa a tal punto, que, puede llegar a su
máxima expresión, matar a la mujer. El cuestionamiento viene dado por el motivo
por el cual la mata, y es ahí donde entra a jugar su rol, la misoginia como
conducta y también, como patología psicológica. El móvil por el cual la mata es
porque es mujer, el odio del femicida está provocado porque existe la mujer, la
odia por ser mujer, de hecho, la odia tanto, que no admite su existencia, pues
ya es claro que, su existencia le provoca repudio, repulsión, aversión,
desprecio.
Este delito, para integrarse, requiere
de un requisito sine quanon, que
consiste en dejar claramente establecido, que el victimario sea misógino. Y lo
que está ocurriendo en el mundo en la actualidad, es que se piensa que ese
comportamiento arraigado, machista, violento y patriarcal, es sinónimo de
misoginia, cuando es claro que no lo es. El machismo, por ejemplo, no repudia a la
mujer, no la rechaza, no la desprecia, el machista la cela, la trata como
objeto o cosa, la maltrata, le impone conductas, pero puede estar con ella,
compartir con ella, e incluso, en ocasiones hasta cuidarla. El machismo tiene
una base social muy fuerte, por ello es que está íntimamente relacionado con
los modelos patriarcales conocidos por la humanidad.
La misoginia, sin embargo, no admite
compartir con una mujer, estar cerca de ella, pues implica su repudio,
aversión, repugnancia. La confusión
entre estos términos hace que se opine a nivel doctrinario, a veces, y otras, a
nivel, incluso, judicial, que cada vez que un hombre mata a una mujer es porque
la odia por ser mujer. Lo cual implicaría una imposibilidad de coexistencia
entre hombres y mujeres en el mundo. He ahí donde adquiere mayor relevancia la
intervención de la Psicología forense como ciencia auxiliar al Derecho Penal y
de los psicólogos forenses, como peritos, capaces de poder determinar en base a
su conocimiento, lex artis y
herramientas científicas, según corresponda si se está ante una persona
misógina o no. En su determinación es obvio que, tendrá que explorar los
antecedentes personales, psicológicos y también sociales, y familiares de la
persona acusada por esos hechos.
A ver, que aquí se trata de dejar
claramente establecido que toda la violencia, incluso por extrema que esta sea,
contra la mujer, no es obligatoriamente, constitutiva de Misoginia o producto
de la Misoginia.
Además, el único delito que implica o
puede implicar comportamientos misóginos, no es solamente el femicidio, también
están los delitos de odio en sí mismos, que implican discriminación, ofensas,
violencia psicológica, las lesiones, por solo poner algunos ejemplos.
La utilidad de un dictamen
psicológico en procesos penales sobre violencia a la mujer
Bueno, los informes periciales devienen
de pericias psicológicas, que la ser pericias se exige sean llevadas a cabo por
expertos, es decir, peritos, en la materia sobre la que hay que dictaminar. En
la mayoría de ordenamientos jurídicos está reconocido como medio probatorio, es
decir, como vehículo para llevar información probatoria al tribunal juzgador.
Ahora bien, no en todos los tipos de delitos es imprescindible, ni constituye
prueba idónea, por más científica que esta sea. Eso depende, de la naturaleza
del delito y de su contexto. Se define por la doctrina, así:
Es el medio por el cual las personas
ajenas a las partes, que tengan conocimientos especiales en alguna ciencia,
arte o profesión y que han sido previamente designadas en un proceso
determinado, perciben, verifican hechos y las ponen en conocimiento del juez, y
dan su opinión fundada sobre la interpretación y apreciación de éstos, a fin de
formar la convicción del magistrado siempre que para ello se requieran
conocimientos. En primer lugar, el perito debe determinar si es competente para
la elaboración del informe pericial una vez que haya leído el contenido por el
cual debe tratar el informe pericial. Por ello, el perito debe limitar su
acción a reproducir el “Objeto de la pericia”, es decir a la delimitación del
problema que plantea el Fiscal. Luego, debe proceder al estudio y análisis de
los documentos presente en el expediente, ya que el informe pericial forma
parte del expediente judicial y debe detallar la intervención profesional del
perito de acuerdo a lo que haya solicitado la justicia. (Caisa, 2018, p. 22)
Entonces, el experto cuando se trata de dictaminar sobre la
salud psicológica de una persona que está siendo procesada por un delito, en
este caso de violencia contra la mujer, en cualquiera de sus tipos, es, por
regla el Psicólogo forense. Y, para realizar su pericia, emitir su dictamen,
también la doctrina, luego, llevado a norma procesal, prevé el algoritmo. Por
ejemplo, para la elaboración del informe pericial psicológico hay que
considerar pericias tanto de la víctima, como de la persona procesada. Para el
caso de la víctima de violencia hay que tener en cuenta el procedimiento:
1.- Considerar el conjunto de datos obtenidos, tanto en la
revisión de documentos como en las entrevistas, para llegar a establecer el
impacto de los hechos violentos en la persona 11 y el eventual daño sufrido por
esta, a los elementos de prueba solicitamos como existencia de torturas, las
dinámicas interaccionales de poder, y otros. 2.- A lo largo del proceso de
evaluación, se debe tener como marco de referencia al determinar si como
consecuencia de los hechos violentados existen elementos que indiquen la ocurrencia
previa a la evaluación o la presencia actual de: - Daños físicos o mentales. -
Dolor y sufrimiento físico o psicológico. - Pérdida de oportunidades, incluida
la posibilidad de realizar estudios. - Pérdida de bienes, de ingresos y de la
capacidad de ganarse la vida. - Haber requerido, o requerir actualmente
atención médica o psicológica para la rehabilitación. - Daños a la reputación o
la dignidad. - Alteración en el proyecto de vida. - Deterioro en su nivel de
satisfacción personal, en su vida familiar y en su participación en
organizaciones. (Caisa, 2018, pp. 11 y 12)
Pero, si se fuese a peritar sobre el estado psicológico de
la persona procesada entonces hay que atender:
1.- Definición del problema o situación. Análisis de los
escenarios en que se expresa la violencia. Se colocará aquello que se conoce a
través de los signos y síntomas, y que determina la existencia del problema por
el que acude. Pueden ser de orden: afectivo, conductual, interaccional,
comunicacional, ciclo de violencia, elementos temperó-espaciales que inciden en
el mismo. 2.- Predicción del comportamiento del síntoma y el problema. 3.-
Considerar las causas o elementos, factores que contribuyan con la aparición
del problema. 4.- Identificar los efectos colaterales, mediano y largo plazo.
Las consecuencias no directas de la situación o problema que se vive y aquellos
que se identifican pueden ocurrir a lo largo del tiempo. Si tras la
constatación de episodios de violencia psicológica y de sintomatología
compatible con las secuelas características de la violencia y de concluir, por
tanto, que la mujer o los niños, niñas, adolescentes testigos padecen de ella
algún tipo de consecuencias psicológicas, se procederá a establecer el nexo
causal entre ambas. La existencia de daño psíquico o lesión psíquica debe
acreditarse utilizando la misma metodología diagnóstica que para cualquier otro
cuadro psicopatológico. Se considerará una dimensión clínica-diagnóstica, una
dimensión psicopatológica insistiendo y valorando tanto el proceso como el desarrollo
una dimensión vincular estableciendo el nexo causal entre la situación de
violencia y las consecuencias psicológicas una dimensión, que algunos autores
llaman práxica que se refiere a cualidades, habilidades y aptitudes mentales de
la víctima, y a su conservación, disminución o pérdida-, y una dimensión
cronológica o temporal en la que se pretende determinar la transitoriedad o
cronicidad de las secuelas o trastornos psicológicos diagnosticados.(Martínez,
2016, s/p)
Obviamente, son pericias y, por ende, dictámenes que
arrojan mucha información al proceso penal, y que, si bien no van constituir,
ni mucho menos, prueba reina o idónea, sí es una prueba bastante coherente y
congruente con los hechos, pues se está hablando aquí, de violencia contra la
mujer y hay que dejar despejadas también, varias dudas. Por ejemplo, la duda
acerca de que lo que describe la víctima pueda ser real, cuando menos, creíble,
verosímil. Y, además, que lo que se dice que ha cometido el victimario, sea
este capaz de hacerlo, no solo desde el punto de vista físico, sino también,
mental y psicológico.
Pertinencia de contar con un
dictamen psicológico forense para acreditar la Misoginia como una patología que
padece la persona femicida en casos penales
El perito psicólogo forense es
determinante en cualquier caso de violencia contra la mujer y, sobre todo, si
se está ante un delito de Femicidio, o cuando menos, en un juicio donde consta
una acusación por Femicidio contra alguien. Su función a la hora de intervenir
en casos de femicidio está fundamentada en la evaluación del victimario siendo
esta parte de un proceso legal y que corresponde a la psicología. Soria,
Garrido, Rodríguez y Tejedor, (2006) indican que:
El peritaje psicológico forense es una
evaluación psicológica a petición del juez, fundamental en Psicología Jurídica,
es una herramienta donde se adquiere gran cantidad de información relacionada
con el sujeto implicado en el delito, ya sea víctima o agresor que permite dar
una explicación plausible a aquello que sucedió y que, a su vez, servirá como
soporte judicial. (p. 12)
Entre la metodología y técnicas
utilizadas en la evaluación de las partes, debe existir una información clara
de identificación donde consten los siguientes elementos:
Nombre, documento de identificación,
lugar de domicilio, ocupación, edad, lugar de nacimiento, estado civil,
religión escolaridad o nivel de estudios y fecha del examen o evaluación. Historia
familiar psico-social presentada de forma clara con los elementos más
pertinentes encontrados en la evaluación de cada uno de los implicados y de
acuerdo a los hechos que son materia del litigio. Historia personal del sujeto
sometido a peritaje donde se maticen aspectos importantes que puedan aportar
información relevante acorde al motivo de la pericia. Antecedentes relacionados
con el aspecto afectivo, sexual, laboral y social que hagan parte de su
historia de vida y que ayuden a esclarecer el objeto que se investiga. Descripción
de los hechos en forma clara, precisa y sintética, para que cualquiera tenga
acceso a este y comprenda claramente el asunto a tratar, pero sin obviar
elementos relevantes que deban ser tomados en cuenta al momento de la lectura
del peritaje. Examen mental donde se evalúe apariencia general, actitud,
conciencia, orientación, afecto, pensamiento, atención, introspección,
prospección, senso-percepción, juicio, razonamiento, inteligencia, memoria,
conación y sueño. Antecedentes de tipo patológico, tóxico, quirúrgico,
familiar, judicial, psiquiátrico, alérgico, traumático y enfermedades de
transmisión sexual. Resultados, este es un apartado que contiene los hallazgos
de la entrevista y de las pruebas psicológicas aplicadas, incluso se propone
que dichas pruebas se anexen en el dictamen para facilitar la evaluación posterior,
si esta fuera necesaria. Discusión, esta se realiza con base a toda la
información obtenida previamente en la evaluación por áreas, el perito
realizará la discusión que contendrá la descripción de los aspectos relevantes
de lo encontrado en el examen con el respectivo análisis e interpretación de
resultados y las conclusiones apropiadamente sustentadas. Conclusión, se
consideran los aspectos aludidos en la discusión el perito en la conclusión
dará respuesta a la pregunta o preguntas planteadas por quien solicitó el
peritaje y así mismo realizará las recomendaciones convenientes que considere
para el caso en estudio. Lugar, fecha y firma del psicólogo que actúa como
perito. El proceso de la elaboración de este instrumento, así como los
diferentes modelos de evaluación psicológica es complejo donde se requiere
utilizar mucho tiempo para realizar un estudio preciso, minucioso y técnico.
Otra actividad de evaluación en estos casos es la autopsia psicológica la cual
se la reconoce por su utilidad en la obtención de información y en el
esclarecimiento de muertes dudosas y sospechosas de criminalidad (Custodio,
2023, p. 11)
Puede decirse en este punto que, no es
posible llegar a una conclusión de que se integre un delito de Femicidio, sin
que existan dictámenes psicológicos que acrediten circunstancias actuales y
pasadas tanto para la víctima como para el presunto victimario, o, mejor dicho,
la persona procesada por esas presuntas manifestaciones de violencia.
La Misoginia es una enfermedad
psicológica con manifestaciones sociales y que trascienden al comportamiento
humano, para manifestarla, es preciso, padecer un odio agudo por la mujer y la
razón de ese odio, es el propio género femenino, el hecho de ser mujer. Ese
odio provoca repugnancia, odio, desprecio, tirria, aversión hacia la mujer, no
es un comportamiento común y hay que demostrarlo. Su demostración, depende de
medios probatorios idóneos y, en este caso este es, la pericia psicológica,
además de otros medios probatorios que puedan acompañar y complementar a este
dictamen.
Conclusiones
La Misoginia existe desde los orígenes
de la humanidad, y significa aversión a la mujer por el hecho de ser mujer.
Tiene implicaciones psicológicas, sociales y culturales, y generalmente se
manifiesta de forma violenta. Violencia que puede ser de muchas modalidades,
por ejemplo, psicológica y, sobre todo, psicológica, pero también física, no
así, sexual, pues el hecho de que provoca repugnancia y repudio a la mujer por
serlo, y esto, se convierte en una dificultad para acceder carnalmente con
ella. Sin embargo, en los últimos tiempos, se define como Misoginia cualquier
actitud discriminatoria y/o violenta hacia las mujeres.
Felizmente, la Misoginia es menos
abundante de lo que se cree o afirma, pues para ser misógina una persona, debe
rechazar a cualquier mujer por el hecho de serlo, pues es, e implica, un odio
al género femenino, no es otro tipo de odios como el que puede provocar una
atrición, un engaño, una deslealtad, sino, el que provoca el solo hecho de ser
mujer, lucir como mujer y vivir como mujer. De hecho, a una persona que sea
misógina, que, por cierto, puede serlo un hombre, pero también puede serlo, una
mujer, se le hace muy difícil y medicamente difícil, amar, ni extender lazos de
afectos a otras mujeres de su familia, como puede ser la madre, la hermana, la
esposa, la hija. Pues lo que provoca su repudio es su género femenino.
El femicidio, no es la única
manifestación de violencia que puede llevar a cabo una persona misógina, pero
sí es la más extrema, pues a través de él, esta persona mata a una mujer por el
hecho de ser mujer. A ese punto llega el odio al género, al punto de eliminar
su existencia, pero la Misoginia también puede generar delitos de Lesiones físicas,
y psicológicas, también morales, y también genera desigualdad, y otros tipos de
violencia.
Para poder calificar y dejar legalmente
establecida, la existencia de un delito de femicidio, es vital e
imprescindible, contar con dictámenes psicológicos emitidos por psicólogos
forenses que dejen claramente definido el padecimiento de la Misoginia por
parte del victimario del hecho. Ello implica, ahondar en su salud mental, en
los antecedentes familiares y de su vida en general, pues para ser femicida,
obligatoriamente, hay que ser misógino, y ello, no es común, ni presumible,
debe ser, por ende, demostrado científicamente.
Referencias
Bibliográficas
Ameneyro-Ameneyro, I. M. (2024).
Razonamiento inductivo desde diversos paradigmas de investigación. Revista
Ciencia & Sociedad, 4(3), 267-281.
Billiken. (2023). En el mundo,
¿hay más mujeres u hombres? Recuperado de
https://billiken.lat/interesante/en-el-mundo-hay-mas-mujeres-u-hombres/
Caisa, J. (2018). El informe
pericial en los delitos de violencia psicológica contra la mujer o miembros del
núcleo familiar y la proporcionalidad de la pena [tesis]. Universidad
Internacional del Ecuador. Recuperado de
https://dspace.uniandes.edu.ec/bitstream/123456789/8822/1/PIUAAB049-2018.pdf
Cazés Menache, D. (2005). La
misoginia: ideología de las relaciones humanas. Una introducción. En D. Cazés
Menache & F. Huerta Rojas (Eds.), Hombres ante la misoginia: Miradas
críticas (pp. 11-48). Plaza y Valdés.
Custodio, J. (2023). Peritajes
psicológicos forenses en la investigación criminal. UBA-IUS.
EUROSTAT. (2023). Más mujeres
que hombres. Recuperado de https://www.ine.es/prodyser/demografia_UE/bloc-1b.html?lang=es
Gilmore, D. (2001). Misoginia.
Universidad de Pensilvania.
Holland, J. (2020). Una breve
historia de la misoginia: el prejuicio más antiguo del mundo. México: Océano.
López Soria, Y. (2017). El femicidio,
un delito de odio más que solo un delito contra la vida. Revista UNIANDES
EPISTEME: Revista de Ciencia, Tecnología e Innovación, 4(4).
Marchionni, M. (2023). Brechas
de género en América Latina. Banco de Desarrollo en América Latina (CAF). Recuperado
de
https://scioteca.caf.com/bitstream/handle/123456789/1401/Brechas%20de%20genero%20en%20America%20Latina.%20Un%20estado%20de%20situacion.pdf
Martínez, A. (2016).
Significados y aproximaciones teóricas sobre el tema de la violencia. La
violencia. Conceptualización y elementos para su estudio. Política y Cultura,
46, 7-26. Recuperado de
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422016000200007
Real Academia Española. (2024).
Diccionario de la lengua española. Recuperado de https://dle.rae.es/
Roda, P. (1995). La historia de
las mujeres: la mitad desconocida. Gerónimo de Uztariz, 11, 47-70.
Soria Verde, M. A. (Coord.),
Garrido Gaitán, E., Rodríguez Escudeiro, R., & Tejedor de Felipe, D.
(2006). Psicología jurídica: Un enfoque criminológico. Madrid, España: Delta.
Recuperado de http://books.google.co.cr/books
Ortiz, J., Alejandre, S., &
Izaguirre, R. (2023). Contribución al análisis epistemológico del método
histórico lógico en la investigación educativa. Revista Transformación, 19(1),
159-177. Recuperado de
https://dspace.uniandes.edu.ec/bitstream/123456789/8822/1/PIUAAB049-2018.pdf
Portilla Menacho, G., &
Honorio Valverde, C. (2022). Aplicación del método analítico-sintético para
mejorar la comprensión de textos argumentativos en los estudiantes del cuarto
grado de educación secundaria de la I.E.P. “Buena Esperanza” del distrito de
Nuevo Chimbote, 2021. Universidad Nacional del Santa. Recuperado de
https://repositorio.uns.edu.pe/bitstream/handle/20.500.14278/3886/52400.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Quecedo, R., & Castaño, C.
(2002). Introducción a la metodología de investigación cualitativa. Revista de
Psicodidáctica, 14, 5-39. Universidad del País Vasco. Recuperado de
https://www.redalyc.org/pdf/175/17501402.pdf
Unobravo. (2023). Misoginia: el
odio a las mujeres. Recuperado de https://www.unobravo.com/es/blog/misoginia
Vera, B. M., Alarcón, E., &
Menéndez, E. Intervención del psicólogo clínico frente al femicidio en la
ciudad de Portoviejo. Recuperado de Dialnet.
Los autores declaran que no existen
conflictos de intereses
Como
citar este artículo:
Kaunas, S. C., & Mosquera Zambrano, S. C. (2025). La
misoginia como característica o patología psicológica de la persona. Revista Ciencias Holguín, 31(3),
60–71.
Fecha de envío:
18 de junio de 2025
Aprobado para publicar:
22 de julio de 2025